Cultura caprina
Mis choticos
Siempre he querido tener cabras. No sabría explicar por qué. Son ágiles, espabiladas, sociables, pícaras. A la vez, es un animal fuerte, capaz de soportar los contrastes de temperatura de estas tierras turolenses del Jiloca. Mis inseparables perros, China, Gusi, Peluche y Sol, os podrían susurrar más de una anécdota con los choticos.
Me apasionan los olores al pastorear. Cuando la cebada espiga, cuando las cabras van rozando los tomillos con sus patas o cuando recorren los pinares y se restriegan en los troncos. Entonces sientes el frescor y el perfume a madera.
A base de dedicación, de mucho esfuerzo, Óscar y yo estamos conformando una pequeña cabaña de unas quinientas cabras. Aquí el paisaje es suyo. Estepa, llanura salpicada de chaparras, campos de cereal, pinos y hierbas aromáticas. Una crianza natural, respetuosa, ecológica, para lograr una carne con un sabor único.
Crianza respetuosa
Ganadería sostenible
Estamos profundamente comprometidos con un modelo de ganadería extensiva, localizada y, por tanto, limitada, que respeta los ciclos vitales de nuestras cabras.
Queremos promover, poner en valor la cabra de carne y recuperar razas seleccionadas que están desapareciendo, como la Blanca de Rasquera, Andaluza o Celtibérica.
Ecológicos por filosofía
Alimentación natural
Toda la alimentación de nuestras cabras proviene del campo, de los paisajes que recorren. Son golosas por temperamento y, además, exigentes, les gusta variar. Encinas, plantas esteparias, alfalfa… que complementamos con cereal y heno ensilado durante el invierno. Por convicción, estamos acogidos al Comité Aragonés de Agricultura Ecológica.
Disponemos de setenta hectáreas de alfalfa para ellas. Una fuente magnífica de proteína, que se traduce en una leche rica en propiedades, recia, ideal para amamantar a los cabritos.
Bomberas forestales
Aliadas contra los incendios
¿Conocéis la valiosa aportación de las cabras como desbrozadoras naturales del monte? Al recuperar el pastoreo tradicional, ayudamos a mantener el bosque limpio y prevenimos incendios. Una labor que desarrollamos en colaboración con diferentes agentes locales.
Una cabra adulta puede alimentarse de cuatro kilos de vegetación al día. Son selectivas y muy caprichosas, además. Alternan pasto, zarzas y árboles. Se convierten en unas magníficas bomberas forestales, porque llegan allá donde otro ganado no llega.