Enamorada del mundo rural

Dicen que la cabra siempre tira al monte. En mi caso, así ha sido. El destino me ha devuelto al origen, a mi tierra, a mis paisajes, a mis aromas de infancia. Y, sobre ellos, construyo ahora un proyecto de vida que me gustaría compartir. 

Soy Marta. Nací en Torralba de los Sisones, al noroeste de un Teruel que sí existe. Un pequeño pueblo de ciento treinta habitantes, ubicado en una singular meseta a más de mil metros de altitud. En esta España vaciada, dicen, tan llena y rica de las cosas que sí importan. 

Toda mi familia desciende de esta comarca. Si echo la vista atrás, a mi niñez, recuerdo a mis padres siempre atendiendo el ganado. En ocasiones, me llevaban a pastorear. Y como un juego, aprendí el oficio de la mano de mi madre, en las parideras, alimentando, atendiendo, cuidando de los animales. 

He vivido en la ciudad desde que salí de casa para estudiar. Con la madurez, llegaron el trabajo, los hijos… la vida y los altibajos. Hasta que mis padres se jubilaron y, en el 2021, el corazón me trajo de nuevo hasta aquí. Ha sido un viaje de ida y vuelta. 

Soy la última ganadera de mi familia. Crío cabras de carne de manera tradicional, en libertad. Me enamora el mundo rural y quisiera conectarlo con vosotros, a través de esta propuesta gastronómica natural, accesible y sostenible.

Un proyecto compartido

No camino sola por estas sendas. El cayado en esta aventura lo comparto con Óscar, mi pareja, compañero y apoyo incondicional. También él ha cambiado el ritmo del asfalto por el tictac de estos campos. Aprendemos juntos cada día. 

ENTRECABRITOS tiene una enorme trascendencia para ambos. Hemos apostado por un modelo de desarrollo respetuoso con el medio ambiente, que genera redes de colaboración, que revitaliza un territorio castigado por la despoblación y que recupera el consumo de carne de cabrito y sus recetas de siempre. 

¡Os esperamos silbando!

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